El Señor Jagannatha y otro deseo cumplido



En ese primer día de servicio del joven hombre, otro Lila espectacular ocurrió en el templo.
Esa tarde cuando el estaba parado en frente de las Deidades, una pareja de recién casados llego de Orissa y lo conocieron.
El se llamaba Deepen Ghosh y el nombre de su esposa era Subhashree.
El esposo pregunto al autor, El de la cara negra, es Jagannath? ¿Puede El realmente escuchar nuestras oraciones y contestarlas? Quizás no, porque El esta hecho de madera y no tiene oídos con que escuchar.
Tu eres uno de los sacerdotes de Jagannatha que solo estafan inocentes peregrinos que vienen de lugares muy lejanos. Estas solamente interesado en tomar el dinero de ellos en Su nombre. Pero El nunca contesta ninguna de nuestras oraciones.
Como este era el primer día en el templo, el joven Kunthia no podía entender al señor Ghosh. El simplemente replico, con mucho sentimiento, si Jagannatha escucha, si tu  oración es sincera.
Deepen Ghosh era un hombre de negocios muy rico y a la vez era muy escéptico de estas tradiciones antiguas. El sarcásticamente desairo al joven Pujari, “Yo soy sincero, pero tu no. ¿Cuál es el valor de hacer Puja y orar a ese tronco de madera? El padre le ha dicho al hijo que haga esto y el hijo le ha dicho a su hijo. Y así continua. A ese quien tu llamas Jagannatha no te puede escuchar”
Cuando el hombre se volvió mas firme para retar al Khuntia, este fue a consultar al jefe de Pujaris del templo quien se encontraba decorando a Jagannatha con guirnaldas de flores.
El le aconsejo “dile que venga otra vez a la ceremonia de Candana Lagi del Señor Jagannatha después de media noche. En esta ceremonia, se le pone en la frente de Jagannatha un sándalo de olor muy dulce entes de que El vaya la a dormir. Si cualquiera le ora el en esta hora en particular El le concede eso”.
Cuando el señor Ghosh de nuevo empezó a hablar al Señor Jagannatha con tanto sarcasmo y risotadas, su joven esposa bajo su cabeza y empezó a rezar. Cuando el se fue del templo, ella silenciosamente lo siguió.
Para el asombro de todos, esa misma noche, el señor Ghosh y su esposa regresaron al templo para la ceremonia de Candana Lagi.
El volvió a encontrar al joven Khuntia y de nuevo le hizo la misma pregunta, “¿Bien, es esta buena hora para que Jagannatha escuche? Si es, yo tengo algo que preguntarle.
El joven Pujari pregunto que era lo que quería. El señor Ghosh replico “¿puede el concedérmelo? Pregúntale tu primero!.
El autor, un poco molesto con este hombre tan difícil le dijo, “Si, El te lo concede solamente di lo que quieres”.
El señor Ghosh por un momento miro a su hermosa y joven mujer. Su piel era clara y su cara  brillaba como la de una diosa. Ella llevaba puesto un sari de seda de Benares y su cara estaba media cubierta. En verdad ella perecía una joven reina.
El la amaba demasiado, pero tenia un deseo ardiente ardiente interior también.

Así que en broma y un poco serio también el se volvió, hacia Jagannatha y le pregunto: “dile que me de salvación, dile que estoy suplicando por su Moksa”
El joven Khuntia fue hacia el jefe de Pujaris quien ponía en ese momento pasta de sándalo en la frente de Jagannatha.
Es natural que en ese momento tan deleitable el Señor Jagannatha concediera con un humor feliz cualquier cosa.
 El Khuntia comunico todos los detalles acerca del hombre al jefe de Pujaris. Su nombre, lugar de origen, el nombre de su esposa, y la oración misma.

Entonces con una voz tan fuerte para que el hombre pudiese escuchar, el sacerdote pregunto al Señor Jagannatha, “Ho ¡Jagannatha, este hombre Deepen Ghosh de Bengala te pide salvación, por favor concédesela”. 
El autor regreso y le dijo al hombre que su oración seria concedida.

El señor Ghosh replico, “Hah! Esta Deidad de madera me ha concedido mi deseo! Maravilloso! No me engañes por favor! No me engañes! No pienses que soy tan entupido, no soy estafado tan fácilmente!”

Los meses pasaron. Este incidente se borro de la mente del autor.
Seis meses mas tarde, el regresaba a casa de su trabajo de la escuela. Cuando el pasaba por la entrada del templo escucho que se anunciaba su  nombre por las bocinas del templo.
“Sri Somanatha Khuntia, por favor venga a información porque una señora de Bengala ha venido a verlo.”

El Khuntia estaba muy sorprendido. ¿Qué mujer querrá verme? El inmediatamente se dirigió a información. Al ver a la dama, no recordó haberla visto antes. Ella llevaba un sari blanco, sin maquillaje, ni ornamentos de oro. Ella era una viuda de luto.

Al ver al Khuntia venir, la mujer corrió hacia el y cayo a sus pies en señal de respeto hacia un Pujari de templo. Ella deposito 101 rupias a sus pies.

En lagrimas ella dijo, “Tu Jagannatha es muy grandioso! El escucha como un hombre. Ahora soy un viuda, mi joven esposo Deepen Ghosh murio subitamente el mes pasado!”
El autor se quedo sin habla.

¡¡Jay Jagannatha!!